Cuando un alumno llega por primera vez y comenta sus dificultades con la lectura rítmica y su entorno (valores, subdivisiones, fórmulas), respondo que debemos reprogramar conceptos, hábitos y significaciones de estudio porque la raíz de nuestros problemas rítmicos radica en la falta de una experiencia activa, una comunión con el ritmo musical. Pretender construir sobre la base de la teoría musical sin ver más allá de sus enunciados, nos posiciona frente a una gran disyuntiva porque proyectamos ser sólidos rítmicamente sobre un frágil marco conceptual. Nuestra construcción rítmica debe fundamentarse en una relación planificada, experimental e íntima entre espíritu, mente, cuerpo y los ritmos existentes. Educarnos rítmicamente equilibra y estimula las facultades de imaginación, concentración, razonamiento, percepción, memoria e intuición. La música es arte, ciencia y técnica a la vez, por eso, los pasos a seguir son determinantes porque en el campo de la música sucede lo contrario al principio matemático: El orden de los factores… ¡Sí altera el producto!
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