Si algo faltaba en el ciberespacio, es un artículo relacionado con el metrónomo...
Metrónomo (del griego) “metron” = medida / “nomos” = regulación.
La capacidad de tocar “a tempo” con exactitud y fluidez es una de las habilidades que todo músico debe desarrollar. El metrónomo es un dispositivo que facilita la progresión del músico para definir el pulso y ritmo al tocar. Los músicos jóvenes no reconocen lo vital que es un metrónomo, encuentran dificultad y frustración cuando las habilidades no pueden alinearse perfectamente desde el principio, y en algunos casos, la experiencia resultó ser tan negativa llevando a abandonar definitivamente su uso porque “resta personalidad a la interpretación”. Como cualquier otra reciprocidad de la vida, la relación metrónomo - alumno de música requiere tiempo y práctica. Paciencia es la clave. Ventajas en el uso del metrónomo:
A. Control: El metrónomo permite interiorizar la frecuencia y precisar la interpretación.
B. Corrector: Permite detectar nuestras imprecisiones, es el único medio para mejorar nuestros fallos.
C. Adaptabilidad: Tocar en distintas velocidades permite adaptarnos a otros ritmos y estilos.
D. Precisión: Las medidas exactas de tiempos y figuras sólo son reconocibles mediante un metrónomo.
Es imperativo para cualquier músico hallarse cómodo junto al metrónomo. Nuestro sentido de regularidad debe ajustarse a su precisión para desarrollar un buen reloj interno. La función del metrónomo no está limitada solamente para mantenernos en tiempo, debe ser considerado la herramienta primaria para realizar mejoras sustanciales en nuestro sentido rítmico. La importancia del asunto hace que debamos reprogramar hábitos diarios de práctica separando un tiempo sin el instrumento para agudizar los sentidos en integrar y dominar marcas, espacios y velocidades que junto a nuestras cuentas con voz audible, constituyen el pilar fundamental para una construcción rítmica sólida, eficiente y redituable.
Diariamente existe la negación a contar en voz alta porque no representa una tarea sencilla. Nuestra voz debe ser la quinta extremidad presente durante la práctica porque es el único parámetro disponible para ubicarnos exactamente en el lugar correspondiente. Contamos subdivisiones, tiempos y compases mientras que metodologías modernas “cantan” pulsos, patrones o melodías. Ambas tareas no son equivalentes a vociferar a gritos, solamente produce que la energía se agote rápidamente. La acción vocal relajada marca el inicio de las acciones distendidas...
El metrónomo brinda al intérprete una referencia a intervalos exactos de tiempo en un número determinado de pulsaciones por minuto (PPM). ¡Referencia es la palabra!
Uno camina fácilmente con su ritmo propio, pero ¿cómo hacen las personas para bailar o interpretan música en perfecta sincronización? La ciencia en la actualidad expone que coordinar el ritmo es cuestión de predecir cuándo sucederá el próximo latido. Hoy la mayoría de los músicos utilizamos aplicaciones de metrónomo en nuestros celulares con distintos tipos de retroalimentación auditiva y visual (sonidos destacados, luces intermitentes), siendo más útiles para músicos principiantes porque es mucho más fácil predecir el próximo pulso cuando consta de referencias adicionales. Si me apoyo en la frase “la música es la única disciplina invisible del arte”, pienso que la referencia visual no es más efectiva que la señal auditiva en términos de ayuda a nuestra regularidad, en otras palabras, el dispositivo es quien realiza todo el trabajo: Poder tocar sobre el metrónomo no es tener un buen sentido rítmico...
Por eso, debemos observar al metrónomo como una referencia constante en lugar de una notificación sobre las posiciones de los tiempos en términos de efectividad, y de esta forma, no hay normas ni reglas dónde tiene que coincidir el “click”. Veamos algunos ejemplos:
A) En el uso habitual del metrónomo, las marcas representan los tiempos del compás. El unísono es un solo sonido producido por dos o más partes. Fijar la velocidad de inicio en 60 ppm y tocar al unísono junto al metrónomo para “sentir” la regularidad del pulso. Realizar en distintas velocidades asignando los tiempos del compás a las marcas contando en voz alta Un Dos Tres Cuá... (No piense la cuenta, ¡escúchela!)
DdC Tip: El gran maestro Gary Chester enseña en sus libros que contar “lleva a una actitud mecánica de pensar e internalizar el beat”. Por esto, reemplazar la secuencia numeral por un “canto” empleando fonemas como “Pá”, “Dá”, “Tá” (u otro cómodo a la dicción). La enriquecedora filosofía del “New Breed” demuestra que este proceder permite consolidarse sobre el verdadero pulso musical: una percepción natural. Tomarse el tiempo necesario para dominar la modalidad con solvencia y naturalidad. En este punto... ¡El metrónomo es uno mismo!
B) Contar las subdivisiones básicas del pulso (corcheas, tresillos de corcheas, semicorcheas)...
C) Invertir la secuencia haciendo coincidir cada marca sobre los contratiempos del compás...
D) Marcar el “downbeat” (el 1) cada 2; 3; 4; 5; 6; 7; y 8 pulsos. La idea es internalizar formas numéricas de dos a ocho eventos dado que están presentes en las fórmulas de compás (métricas), digitaciones e interpretación lineal (ambos presentados en módulos), y valores irregulares. Con estos últimos suele ocurrir que valores como tresillos, quintillos o septillos salgan imprecisos al momento de realizar, basado en mi experiencia puedo decir que sucede porque los valores son contemplados desde el pulso sin fortalecer la forma numérica previamente. Un refuerzo anterior de las distintas unidades fuera de su contexto habitual, permitirá la inserción exitosa de los mismos. Invito a contar los grupos superiores a 4 unidades en amalgama:
5 = 1 2 1 2 3 (2 + 3 notas) / 6 = 1 2 3 1 2 3 (3 +3 notas)
7 = 1 2 1 2 1 2 3 (2 + 2 + 3 notas) / 8 = 1 2 3 4 1 2 3 4 (4 + 4 notas)
E) Una estrategia muy efectiva para mejorar cualquier habilidad es practicar sobre los extremos del rango de velocidades. Cuando hacemos algo en sus versiones más difíciles, las situaciones comunes tornan más accesibles. Reduciendo la presencia del click bajo el slogan “menos es más”, la variante permite examinar nuestra estabilidad. Cuanto más ambigua sea la referencia, más confianza necesitamos en nuestro reloj interno. Asignando el metrónomo a 30 ppm podemos pensar la frecuencia como:
* Una blanca (2/4). Nosotros interpretamos a 60 ppm...
* Una redonda (4/4). Nosotros interpretamos 120 bpm con el “click” marcando únicamente el comienzo de cada compás (un auténtico desafío para valientes del drumming)...
* Hacer coincidir la marca del “click” en el segundo tiempo...
* En el cuarto tiempo del compás...
* Asignar el “click” sobre los tiempos débiles del compás (2º y 4º), es decir, como el tambor en rock o el hi hat en jazz). No hay marcación de los tiempos fuertes, uno debe encontrarlos.
Para escenarios rápidos asignamos las marcas del metrónomo como subdivisiones del pulso, de modo que podamos relacionarnos con tempos rápidos como si fuesen mucho más lentos. Fijando a 300 ppm podemos pensar como:
* Una corchea. Nosotros interpretamos como si el tempo fuese 150 ppm.
* Una semicorchea. Nosotros interpretamos como si el tempo fuese 75 ppm.
Si la densidad de la figuración necesita más “bisturí” para su comprensión y desarrollo, asignar una marca cada una o dos notas...
F) Una de las situaciones más comunes en clases es la “velocidad crucero”, aquella que no representa ningún desafío a nuestra ejecución; otra cuestión es “comenzar lento e incrementar gradualmente el tempo” y sobre descender la velocidad no se hace mención. Probar distintas variantes de tempo ascendente - descendente de dos a cinco unidades. Ejemplo: Fijar la velocidad en 90 ppm durante un minuto...
* Descender 14 puntos (un minuto a 76 ppm)...
* Aumentar 22 puntos (un minuto a 98 ppm)...
* Descender 5 puntos (un minuto a 93 ppm)...
* Aumentar 33 puntos (un minuto a 126 ppm)...
* Descender 60 puntos (un minuto a 66 ppm), y así sucesivamente.
Las variantes pueden realizarse en una sesión de práctica, de un día para otro o semanalmente. La frecuencia con la que se modifique el tempo dependerá del material que estemos practicando.
G) Si el punto E resultó un todo un desafío, el presente no es una excepción. El maestro Sebastián Hoyos fue quien me presentó el desafío (hoy quizá es un poco más popular), y para quien escribe, hoy sigue siéndolo. Vamos a desplazar el “downbeat” del compás haciendo que coincida en los distintos lugares de la subdivisión. Comenzando la cuenta “normal”, desplazamos la misma para que el “click” coincida:
* En la 2º semicorchea de cada tiempo...
* En la 3º semicorchea de cada tiempo...
* En la 4º figura de cada pulso.
Igual para el “swing” ternario, “click” en la 2º y 3º corchea de cada pulso.
Ser extremadamente paciente porque acá no hay “chamuyo” que valga. Cuando haya consolidado el proceso, tocar los ritmos básicos de rock y blues e insértalos en cada modalidad. Aquí el aumento gradual de velocidad no debe exceder los dos puntos por sesión porque el oído también necesita educarse gradualmente para responder a las exigencias. Los desplazamientos de pulso mantienen una estrecha relación con el “groove”, siendo uno de los pilares del drumming mundial contemporáneo. Como colega, te invito a intentarlo y al igual que Don Domingo Díaz de Carreras... ¡Conquiste nuevas tierras!
Finalizando el artículo, tengo una buena noticia: ¡Me amigué con las aplicaciones de metrónomo! (Jaja!) Al igual que los secuenciadores MIDI, las aplicaciones permiten crear eventos especiales como programar el aumento gradual de velocidad para el fortalecimiento o producir la ausencia temporal de marcas para un mayor ajuste de nuestras habilidades, especialmente en la transición RFR - Ritmo / Fill / Ritmo (% repetir compás anterior)
El presente tiempo tecnológico permite proveerse de secuencias de percusión (u otros instrumentos) para reproducirlos sin pausa (loop), dado que son efectivos complementos del metrónomo creando la atmósfera ideal para situaciones que demandan “algo más que un simple click”. No olvidar los populares drumless (pistas de audio sin batería), y tocar con la mayor cantidad de músicos posibles porque suman muchísimo más a nuestro sentido de regularidad - timing.
Por todo lo expuesto, si usted se ha peleado con Don Click en el pasado…
¡Es hora de amigarse nuevamente!
¡Feliz práctica!¡Feliz música!